Biografía Labradores RV.
Bibliografía.
Muchas personas se interesan por una determinada raza
en función de la utilidad que pueda prestarles en caso de sufrir una agresión. En la mayoría de las ocasiones, no obstante, tal vez no se hayan planteado que un perro, además de defendernos, puede llegar a ser un amigo y compañero fiel. Los que nos inclinamos por razas como el labrador retriever apreciamos por encima de todo el carácter afectuoso de estos perros, que son capaces de expresar gratitud con una simple mirada afectuosa.
Si el carácter de las personas es variado , más aguzada es aún la diferencia entre las razas caninas. Optar por un labrador a la hora de adquirir un perro puede venir condicionado por una necesidad concreta, como, por ejemplo que sea capaz de establecer una relación de amistad con los niños, además de defenderlos en caso necesario. No obstante, el labrador ofrece muchas más posibilidades, como practicar, con algún miembro de la familia, el agilita, que es un deporte marcado por su carácter de camaradería.
Otra función que el labrador puede desempeñar en el hogar es la asistencia al invidente, en caso de que lo hubiera, pues es una de las dos razas más aptas para dicha tarea. Por extensión, si en la casa hubiera también algún enfermo o disminuido físico, no sería preciso indicar al animal su labor, pues se asignaría instintivamente la función de compañero inseparable de dicha persona.
La conclusión que podemos extraer de todo lo dicho es que se trata de una raza muy completa, puesto que sabe ofrecer compañía, amistad y lealtad, cualidades que tanto apreciamos cuando las recibimos de nuestros congéneres y que, sin embargo, nos parecen tan normales cuando es un simple perro el que nos las brinda.
INTRODUCION
La fama de esta raza comenzó a extenderse gracias a un grupo de cazadores ingleses, que fueron los
primeros en apreciar sus cualidades venatorias. Sin embargo, es muy probable que el público en general esté interesado en ella por el prestigio y la popularidad que ha alcanzado en todo el mundo en los últimos años. Llegado a este punto, el lector quizá se pregunte por qué el labrador retriever ha alcanzado un puesto tan destacado en el panorama canino mundial.
Evidentemente, la razón no es otra que sus grandes dotes como perro de caza.
No obstante, es necesario añadir que este perro posee una serie de cualidades que van más allá de las puramente venatorias y estéticas, más o menos comunes o equiparables a todas las razas caninas. Lo realmente importante es su carácter y, por extensión, las aplicaciones de tipo social y humanitarias que de éste se derivan. Así pues, no se trata de una moda ni de un capricho, sino de una necesidad de la sociedad que ha hallado su justa correspondencia en una raza capacitada tanto para realizar labores de salvamento como para convivir felizmente en familia.
De todas las razas reconocidas oficialmente son sólo unas pocas las que alcanzan consideración general gracias a su extraordinaria polivalencia como es el caso del labrador retriever. Entre dichas razas destacan el golden retriever, el pastor alemán y el rough collie o pastor escocés de pelo largo, pues todas ellas reúnen características de funcionalidad múltiple, además de las diversas aptitudes específicas según cada caso. Lo que sí es cierto es que el auge de estas razas no es cuestión de capricho o moda.
Muchos asocian al labrador con el perro de siempre, con una raza clásica que tal vez habría acompañado al hombre primitivo. Nada más lejos de la realidad, pues en aquella época remota sólo existían el podenco, algún tipo de lebrel y pocos más. La gran utilidad y la asistencia que presta esta raza, unidas a su armónica belleza, podrían hacernos creer que se trata de un perro que habita en la tierra desde siempre, pero no debemos olvidar que, hace tan sólo cien años, aún no existía tal como hoy lo conocemos. Ya sabemos que la utilidad crea la necesidad, y que varias razas de perros se nos han hecho imprescindibles; por ese motivo, nos cuesta trabajo imaginar un mundo sin el pastor alemán, sin el labrador retriever o sin alguna que otra raza más, como el bóxer, que hace cien años tampoco existía.
La violencia, tan frecuente en nuestros días, nos obliga a buscar elementos para combatirla y, en un sentido más amplio, para favorecer la seguridad de pueblos o comunidades que puedan verse amenazados por el ejercicio sistemático de la violencia. Por ese motivo se enseña a los perros a detectar explosivos, por ejemplo, con lo que se evitan muchas situaciones de pánico colectivo. Una vez más, el mejor sistema de lucha contra
la violencia es la no violencia, por paradójico que parezca, pues las razas que se utilizan para la defensa suelen ser las menos agresivas.
Así pues, el objetivo de esta obra es dar a conocer el carácter, aptitudes, necesidades y cuidados que precisa un perro tan extraordinario como éste, que, como veremos, no exige demasiado esfuerzo en relación Con las grandes satisfacciones que de para.
Raza: Labrador retriever.
Tipo: Polivalente; caza, utilidad, perro guía para invidentes, asistencia en catástrofes, rastreador de drogas, explosivos, etc.
Orígenes: Procede del cruce de razas autóctonas con pointer y Terranova.
APLICACIONES: Además de la caza, actualmente está muy relacionado con la utilidad, aunque no con la guarda y defensa, y estrechamente vinculado con la sociabilidad.
Resistencia al frío: Excelente.
Resistencia al calor: Muy buena.
Adaptabilidad a situaciones adversas: Tiene una extraordinaria capacidad de adaptación.
Convivencia en el hogar: Muy buena.
Tolerancia de extraños (consentidos por el propietario): Equilibrados se comporta perfectamente.
Tolerancia de extraños en caso de allanamiento: Sin ser un perro de defensa, tiene sentido de protección hacia los suyos.
Atento ante situaciones imprevisibles: Reacciona rápidamente.
Memoria:Excelente.
olfato: Muy sensible.
Equilibrio psíquico Muy marcado.
Conclusiones: Al igual que el golden retriever se trata de un perro que puede realizar con total precisión toda clase de tareas relacionada con la sociedad humana, como salvamento, guía de invidentes o compañía de personas.
Los orígenes del labrador retriever, como los de la mayor parte
de razas caninas, se hallan rodeados de misterio, fantasía y leyenda que nada aportan a un mejor conocimiento de la raza. Pero quizás, una de las anécdotas más absurdas
sobre el labrador sea la que sitúa sus orígenes en ciertos amoríos, más que difíciles, imposibles, habidos en el pasado entre una nutria y un Terranova. Quienes apoyan tan disparatadas afirmaciones justifican de este modo las aptitudes de esta raza para
la natación así como la característica forma de su cola.
Una vez citada esta versión, que no tiene más credibilidad que cualquier leyenda anclada en el pasado, lo más prudente es descartarla dándole la importancia que merece, es decir, considerándola un simple cuento legendario sin fundamento.
Lo que sí es cierto es la probable vinculación del labrador con el Terranova, pues sus orígenes más remotos se sitúan geográficamente en Canadá, aunque posteriormente, por adopción, la raza haya llegado a considerarse británica.
La raza empezó a tener importancia a partir del momento en que el conde de Malesbury, en 1882, importó varios ejemplares a Inglaterra. A partir de entonces, los cazadores le dieron un gran impulso, debido sin duda a sus probadas cualidades como cazador, a lo que se debe añadir su buen carácter, adecuado tanto para las actividades venatorias como para la convivencia, ya sea con otros perros, o ya en el hogar. Todas estas características positivas contribuyeron, probable mente
, al bien merecido prestigio de esta raza.
Pero debemos tener también muy en cuenta que el labrador, en el Reino Unido, experimentó un cambio con respecto al original, importado por el conde de Malesbury~ En principio se trataba de un perro extraordinariamente lento, pero mediante cruces con pointer adquirió ligereza y velocidad, sin perder sus aptitudes como cobrador y nadador, las principales que lo caracterizaban. En 1903, el labrador retnever ya tiene el aspecto con el que lo conocemos actualmente; a partir de entonces, su popularidad va en aumento hasta alcanzar las altas cotas de las que goza en estos últimos tiempos.
El número de ejemplares inscritos en el Club Stud Book (KCSB) es revelador de su amplia y progresiva aceptación. En el año 1992 se formalizaron 918 inscripciones, que en 1932 pasaron a ser 1.205, para llegar en 1990 a las 25.458, con lo que esta raza se situó en el tercer lugar del ranking británico. Estos datos se ofrecen con mayor detalle en el capítulo titulado «La raza en el Reino Unido».
Cuando llegó al Reino Unido, la raza sufrió una transformación al cruzarse con sangre de otra raza, el pointer. A raíz de dicho cruce, los criadores se dividieron según dos criterios: por una parte, los Conservadores, que pretendían mantener la pureza de la raza y, por otra, los que apoyaban el cambio sin reservas a la vista de los beneficios que la aportación representaba desde el punto de vista funcional.
Han tenido que pasar muchos años para llegar a unificar criterios, a partir de entonces, la raza ha arraigado de forma extraordinaria. Su actual nacionalidad británica, reconocida por todos, ha supuesto un salto gigantesco para el labrador retriever, debido a su utilidad práctica, que indiscutiblemente va más allá de la gran acogida que en Inglaterra le dispensaron los cazadores a finales de siglo.
El labrador se ha ido imponiendo en los diversos países europeos, pero debemos tener en cuenta que a ello han contribuido las grandes desgracias ocurridas en las dos guerras que han sacudido Europa, cuyas cicatrices aún tenemos presentes en heridos y minusválidos. Esta raza, junto con el golden retriever, ha sido la que en mayor porcentaje ha contribuido a toda clase de labores de macado significado humanitario, como la asistencia al invidente, tareas de salvamento, ayuda en catástrofes del estilo de terremotos o explosiones fortuitas, y un sinfín de casos más.
Resulta evidente que cuando una raza canina adquiere tanta importancia, no se debe a una moda pasajera ni a un capricho de personas concretas que deseen promocionarla, sino a que está cubriendo una necesidad concreta de la sociedad, que obtiene de paso el beneficio del alto grado de sociabilidad que caracteriza a esta raza.
El reconocimiento concedido al labrador retriever es un simple gesto de justicia, porque, en definitiva, el beneficiario de los servicios del labrador es el grueso de la humanidad. Con este reconocimiento, el futuro de esta raza queda plenamente asegurado, como el de algunas otras igualmente merecedoras de nuestra consideración por su entrega desinteresada a favor de los más necesitados.
Descripción general
Perro de normas definidas, de riñón corto, muy activo, con el cráneo ancho, el pecho descendido, las costillas desarrolladas y el riñón y el tren posterior anchos y potentes.
De buen carácter, es muy ágil, posee un olfato excelente y una boca sensible. Le apasiona el agua, es un compañero fiel y capaz de adaptarse a cualquier situación. Inteligente, fogoso y dócil, siempre está dispuesto a servir. Amistoso, sin traza de agresividad, no debe mostrarse excesivamente temeroso.
Cabeza
Bien dibujada, cráneo ancho, stop marcado, mejillas carnosas, trufa ancha y con los orificios de la nariz abiertos.
Maxilares
Fuertes, de longitud media y potentes con el cierre en tijera perfecta, regular y completa, es decir, los incisivos superiores cubren los inferiores en estrecho contacto y están implantados perpendicularmente en los maxilares.
Ojos
De tamaño mediano, color castaño o avellana y mirada inteligente; expresión de buen carácter.
Orejas
Ni grandes ni pesadas, caídas e implantadas más bien hacia atrás.
Cuello
Neto, potente y sólido.
Extremidades anteriores
Hombros largos y oblicuos, miembros de fuerte osamenta, rectos desde los codos hasta el suelo.
Cuerpo
Pecho ancho y descendido, costillas arqueadas, perfil superior horizontal, riñón ancho, corto y fuerte.
Extremidades posteriores
Bien desarrolladas, grupa no descendida, rodilla bien angulada. corvejones descendidos. Se considera defectuoso el corvejón
Pies
Redondos, compactos, con los dedos arqueados, almohadillas desarrolladas.
Cola
Es un rasgo distintivo de la raza; es muy gruesa en la base y se afina progresivamente hacia el extremo, de longitud media, sin franjas pero cubierta de pelo corto, grueso y denso que le da aspecto circular, por lo que se describe con el nombre de “cola de nutria”. La puede llevar levantada, pero no curvada sobre el dorso
Manto
Pelo
Es una característica distintiva del labrador. Es corto y denso, sin ondulaciones ni franjas y, al tacto, da la impresión de ser recio. El pelo debe ser resistente a la intemperie.
Color
Unicolor negro, amarillo o hígado. chocolate. El color amarillo va desde el crema claro hasta el rojizo (zorro). Se tolera la presencia de una pequeña mancha blanca en el pecho.
Movimiento
Suelto, cubre mucho terreno. Los cuatro miembros se desplazan paralelamente al plano medio del cuerpo.
Altura:
La altura a la cruz es de 56 a 57cm en los machos y de 54 a 56 cm en las hembras.
CARÁCTER
El carácter del labrador es sensacional; es quizá la variedad más completa de retriever. Su asombrosa capacidad para aprender y su prodigiosa memoria le capacitan para desarrollar una amplia gama de actividades. La memoria es, en efecto, su rasgo más valioso, porque ahí radica el secreto de su asombrosa rapidez para asimilar cualquier cosa que se le enseñe. Además, el hecho de que efectúe los aprendizajes con tanta rapidez no implica que los olvide enseguida; muy al contrario, posee una retentiva que está a la altura de su inteligencia.
La alegría con que se presta a realizar cualquier actividad que se le proponga convierte la relación entre el entrenador y el perro en un verdadero placer, mediante el cual el primero disfruta enseñando, y el segundo, aprovechando la ocasión de aprender algo nuevo. En cuanto a los servicios que presta a la sociedad, destacan sobre todo los de carácter humanitario, pues son idóneos para los minusválidos y los invidentes, así como para las personas que necesiten determinadas terapias. En conclusión, el labrador desempeña brillantemente una gran variedad de funciones asistenciales de primer orden.
En situaciones de salvamento y catástrofe, pone todo su empeño en prestar el máximo servicio, tanto si se trata de localizar heridos o alpinistas extraviados en la montaña como si es necesario buscar a alguien sepultado bajo un alud de nieve. Es de destacar la perfección con que realiza cualquier tarea, y esto se debe al interés y al gran empeño que pone en todo lo que se le encomienda. Sus cualidades de obediencia, sumisión, paciencia y tranquilidad contribuyen a que su actitud básica no sea precipitada, sino que calcula y mide sus fuerzas y sopesa las posibilidades de éxito antes de emprender la acción.
Disfruta siendo útil a su amo y viéndolo feliz. También le gusta ser recompensado. sobre todo con caricias y palabras de afecto, pues se trata de un perro eminentemente cariñoso. Quien no busque cualidades afectivas en un perro, debe decantarse por un ejemplar de otra raza, porque el labrador es capaz de permanecer un día entero a los pies de su amo, sin moverse de allí, si éste decide quedarse en casa por cualquier motivo; es decir, es el fiel compañero que vive por su amo.
En América existen varios centros de adiestramiento dedicados casi exclusivamente al entrenamiento del labrador como perro lazarillo, puesto que esta raza es la mejor
dotada para desempeñar la actividad de perro guía. Un labrador adiestrado no puede devolver la vista a su amo, pero si hacer que recupere las ganas de vivir, de salir a dar largos paseos y de moverse con libertad, puesto que su fiel compañero le avisa de todas las incidencias de la calle: si puede cruzar, si el semáforo está verde, si se acerca un vehículo o si existe cualquier otro peligro de la vía pública.
La labor de este perro es tan extraordinaria que se hace verdaderamente imprescindible para la persona que dependa de él; se ha dado algún caso de personas que, tras perder a su compañero guía, han tenido que realizar un gran esfuerzo de adaptación para amoldarse a otro ejemplar entrenado. Cabe destacar que a cada perro se le adiestra según las actividades y necesidades de su futuro propietario, es decir aprende los itinerarios, las costumbres y demás particularidades de la persona concreta.
Al labrador le encanta el agua y es un placer verle realizar juegos acuáticos. Es el mejor compañero de los niños, con los que juega recurriendo a su gran instinto de retriever; es decir, si se le arroja un objeto para que vaya a buscarlo o lo encuentra en el suelo, lo devuelve enseguida para volver a empezar y continuar la diversión.
Una función menos conocida, aunque sumamente útil también, es el servicio que presta a las personas sordas. Aprende a avisarles cuando llaman a la puerta y cuando suena el teléfono o el despertador.
Otra particularidad que lo caracteriza es su equilibrada forma de ser, que permite la convivencia de varios machos, cosa que no es posible en otras razas. La incompatibilidad de los machos puede resultar problemática en un criadero o en concentraciones de perros; sin embargo, he podido comprobar personalmente el alto grado de convivencia entre cinco o seis machos y varias hembras retriever en un mismo criadero.
Otra de sus características es la adaptación a cualquier ambiente o a cualquier amo, por difícil que sea. Es capaz de amoldarse a las circunstancias más adversas y sabe salir airoso de las situaciones más delicadas. Todo lo hace con gran entusiasmo y empujado siempre por el afán de agradar y servir a los demás. Su lealtad no tiene limite.
Es muy afable y extrovertido, incluso con los desconocidos que entran en la casa, y nunca se muestra huraño o desconfiado ante nadie ni ante nada. Todas las ocasiones le parecen propicias para actuar y servir al prójimo.
Es un perro idóneo para la familia porque transmite una tranquilidad y una paz extraordinaria.